RN 17.042024. Una nueva reflexión del Rector Nacional, el P. José Fuentes Cano, en este tiempo pascual que estamos viviendo como Iglesia Católica. En esta ocasión, la reflexión está centrada en la importancia del Bautismo como uno de los sacramentos que nos lleva a una vida nueva.
Quien vive bajo el poder del pecado y la muerte, lo hace por decisión propia o porque desconoce el verdadero poder del bautismo, que nos rescata de la vida terrenal y nos lleva a una vida de resucitado, a una vida en el Espíritu Santo.»
Texto completo mensaje N° 2
El bautismo nos rescata y nos lleva a una vida de resucitados
1. Jesús, mediante la resurrección, ha pasado a una vida nueva, la vida de Dios.
Él ha sido transformado La resurrección es la transformación de Cristo que recibe un cuerpo nuevo, el cuerpo de resucitado, pero también es la transformación del mundo, de la humanidad, que es arrancada del poder del pecado, del dominio de la maldad y de la muerte.
Hermanos: hay razones para la alegría. La muerte no es el final, ha sido vencida y hemos sido liberados de la esclavitud del pecado. Ya no estamos bajo el poder del demonio; ya no estamos bajo el dominio del mal. Hemos sido liberados por el espíritu de Cristo del poder del pecado y de la muerte.
2. Por nuestro bautismo hemos sido liberados. Si seguimos bajo ese poder del pecado y de la muerte es nuestra decisión, porque nosotros nos empeñamos en ser del demonio libremente o porque realmente no nos damos cuenta, no conocemos la grandeza del bautismo que hemos recibido.
San Pablo es enfático: “¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte?” Romanos El bautismo es un sumergirse en la muerte de Cristo, o sea, morir con Él a una vida anterior.
“Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva”.
Por la muerte Cristo pasó a una vida nueva y por el bautismo pasamos nosotros a esa vida nueva. Una vida que ya no acaba, que es Eterna. El bautismo nos rescata de una vida sin más futuro que la muerte. Nos rescata de una vida biológica y mortal y nos pasa a una vida de resucitados; una vida en el Espíritu Santo.
3. Comparen esto con la poca importancia que le damos al bautismo. Lo vivimos como un rito mágico. Cuando los sacerdotes pedimos preparación, mucha gente se va a sacerdotes falsos o a templos negocio y pagan par no prepararse. Porque para ellos es un rito mágico, pero no una vida nueva; por ello tenemos tantos bautizados que no saben de una vida nueva que viene del bautismo. Llevan las vidas viejas de siempre, pero bautizados.
“Comprendámoslo: nuestro hombre viejo ha sido crucificado con Él, para que fuera destruido este cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado”.
Ha muerto el hombre viejo, el cuerpo de pecado; ya no somos esclavos del pecado, sino libres; hombres nuevos.
¿Por qué entonces los bautizados siguen esclavos del placer, de la pornografía, del alcohol, de la violencia, de la ira, del odio, del rencor, de la venganza, de la ambición, del dinero…?
Tenemos que preguntárnoslo cada uno. Pero tal vez no hemos entendido, tal vez no nos han explicado; tal vez no tenemos conciencia de la nueva vida que hemos recibido en el bautismo, tal vez las tradiciones pesan mucho y la Palabra de Dios poco. San Pablo insiste: “Comprendámoslo”.
4. En el bautismo ha comenzado la resurrección del mundo, la vida nueva de los bautizados. No podemos seguir esclavos del pecado y de la muerte. Hemos sido liberados, ya no estamos sometidos al poder del mal, ni de la muerte. Somos libres. Vivamos como hombres libres del pecado y de la muerte, como resucitados que han pasado de la muerte a la vida.
Comunicación Rectorado Nacional